¿Envejecer = Desaparecer? Análisis de Políticas Inclusivas para la Tercera Edad en Lavalleja

Vejez productiva

Por Ramiro García Pereira y Nicolás Bruno Guedes

Introducción

Lavalleja es el departamento con la población más envejecida del Uruguay, según los datos reflejados en el último censo nacional (2011), las causas son muchas y como no es objeto de este artículo, no serán analizadas, sin embargo a modo ilustrativo, nos sirve para darnos cuenta de que tenemos un desafío como comunidad muy importante.

Es un reto que tenemos como ciudadanos, encontrar los mejores caminos para integrar y aprovechar las capacidades, experiencia y conocimientos que tienen los adultos mayores.

La necesidad de permanecer activo

La Dra. Rocío Fernández Ballesteros de la Universidad Autónoma de Madrid en un artículo de su autoría titulado “Psicología de la vejez”, destaca que “el ser humano no se termina psicológicamente hablando (o no termina su desarrollo) cuando acaba su máxima maduración física y biológica ni empieza su deterioro cuando termina”, lo cual implica que la mente necesita permanecer activa, en contacto con la sociedad, necesita hacer cosas que le resulten gratificantes en su interacción social para con otros individuos.

La Dra. Fernández Ballesteros continúa entonces su argumentación diciendo que “el desarrollo humano, desde una perspectiva psicológica, dura mientras siguen produciendo las transacciones entre el organismo biológico y el contexto sociocultural”, es decir, a pesar de que el cuerpo envejezca y ya no permita realizar ciertas actividades físicas, la mente continúa en pleno proceso de construcción de afectos, ideas, deseos y pensamientos.

Una oportunidad

Todo reto encierra una oportunidad, la transición demográfica de la que estamos siendo testigos nos obliga a ser creativos e innovadores en materia de políticas públicas inclusivas de la tercera edad. Los adultos mayores aun poseyendo en pleno sus capacidades mentales, encierran un tesoro inexplorado, según afirma la Dra. Karen Dayana Rodríguez Daza de la Universidad de Rosario Colombia en su trabajo “Vejez y Envejecimiento” (2010): “en las culturas orientales las personas mayores cumplen un papel importante dentro de la sociedad debido a que son sabias poseedoras de conocimiento (…) similar de importancia de la persona mayor dentro de las comunidades se observa en los pueblos indígenas donde la persona de más edad es el poseedor de la sabiduría”. Dicha sabiduría o conocimientos adquiridos, pueden ser aprovechados por las nuevas generaciones, si se crean los mecanismos como para facilitar su transmisión.

Continuando el punto anterior, la Dra. Rodríguez Daza manifiesta que se puede “afirmar que la vejez es la última etapa del ciclo de la vida donde se aprecia el resultado de todas las experiencias, trasformaciones y aprendizajes vividos en las etapas anteriores, y donde se acepta la trayectoria de la vida con satisfacción”, ¿Cuánto podemos aprovechar jóvenes y adultos mayores compartiendo vivencias y conocimientos?.

Aportes de la tercera edad hacia la comunidad

Los ancianos toman el rol de cuidadores de menores, esto sucede cuando los hijos de dichas personas mayores tienen sus propios hijos, relevan la tarea de cuidados parcialmente al de sus progenitores. Así comienza la tarea de encontrar un lugar de utilidad, un sitio en la dinámica familiar, que está reservada socialmente hacia los individuos más jóvenes. Josep.M Fericgla un antropólogo que se especializó en la ancianidad, y que escribió “Envejecer, una antropología de la ancianidad” (2001), siendo esta su obra magistral sobre años de investigación, ha descubierto que el anciano lucha por estar activo, lucha por poseer un lugar activo en la comunidad en la que habita. Es importante reflejar que dichos roles en los ancianos abarcan desde los cuidados a terceros, como se ha descrito con anterioridad, hasta las simples tareas de mantenimiento cotidiano de un hogar. La implementación de un gran tiempo de ocio, que genera el retiro laboral en las vidas de estas personas, que desean enfocarse y colocar dicho tiempo en tareas, es muchas veces desperdiciado por el individuo que posee dicha necesidad, y por la comunidad que podría obtener beneficios de dicho tiempo sin ocupar de anciano.

Compartiendo espacios de aprendizaje Jóvenes y “Viejos”

Los jóvenes enseñan a los ancianos, desde las tecnologías, que están teniendo una aceptación y una demanda por estas dos generaciones. Cuando una se nutre de la otra, y viceversa, se encuentra la construcción de una comunidad fuerte. Los espacios ya no deben ser físicos, ahora los existen virtuales como las redes sociales, es importante obtener la mayor capacidad de cada generación.

Por otro lado, existen políticas de integración intergeneracional de tutorías, en las cuales el intercambio para las generaciones jóvenes y ancianos es mutuamente beneficioso, los ancianos ayudan a los jóvenes, adolescentes y niños en sus tareas de primaria, secundaria o incluso a nivel universitario, y a cambio usan su tiempo en generar valor social y emocional para sus vidas.

Ante la desintegración del modelo familiar tradicional (perdida de contención y apoyo familiar para los niños, jóvenes y adolescentes) y la soledad que suele acompañar muchos veces a la vejez, enfrentamos un problema que puede ser enfrentado con una política de integración intergeneracional, reconstruyendo parte del tejido social que se ha desgastado en la modernidad, ganando mayor cohesión y capital social para la sociedad en su conjunto.

Integrar a la población en situación de ancianidad a programas de tutorías (controladas) para apoyar a los centros educativos puede ser una estrategia que genere múltiples beneficios sociales, el primero parece ser conseguir el objetivo de integrar a las generaciones más distantes etariamente, y en segundo lugar encontrar una oportunidad para hacer frente al principal problema que afecta la educación uruguaya, la deserción y falta de interés de las nuevas generaciones en el sistema educativo formal.

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